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Ser libre es



Estas son algunas ideas para llegar a sentir plenitud y paz interior desde la libertad de vivir sin condicionamientos externos. Seguramente habrá muchísimas más, estas solo son algunas de ellas.

Algunas de estas reflexiones nos llevaran una o más vidas para poder lograrlas en su totalidad, todo depende del empeño que ponga cada uno en aprender a hacerlo, pero desde la perspectiva de que tenemos toda una eternidad para conseguirlo, lo esencial es ir haciendo y trabajando para conseguir llegar a la perfección de la personalidad, así que enhorabuena a todos cuantos se esfuerzan para que cada día sea un día más cerca de ese logro.

Porque aunque tengamos toda una eternidad, creo en mi humilde opinión, que cuanto más cerca se esté de conseguirlo, menos vidas de dolor viviremos y haremos vivir, pudiendo desde la plenitud disfrutar de la comprensión del por qué vivimos lo que vivimos.

Aun siendo conscientes de que hay cosas que no podemos arreglar solos, si no, en conjunto, para una total transformación del mundo en que vivimos, pero para ello todos tenemos que poder llegar a un cambio de actitud hacia los demás, hacia el planeta y muy particularmente en nosotros mismos, porque en ello está el inicio de que esa transformación se haga efectiva.

Se es libre cuando:

Llegas a saber quién eres, no sólo por tu apariencia física, si no, en el conjunto de tu Ser.

Te enfrentas a todos tus miedos con el mismo valor, porque sabes, que no hacerlo es lo que te impide evolucionar.

No necesitas nada porque ya lo tienes todo.

Tu verdad no es motivo de necesidad de imponerla a nadie.

Ser humilde no es un esfuerzo.

Las palabras, actos o pensamientos ajenos ya no te hieren.

No tienes la necesidad de analizar, juzgar o criticar los hechos y palabras de los demás.

Ya no tienes que perdonar cuando te causan daño, por comprender que fundamentalmente el miedo es lo que impulsa a la violencia.

Sabes reírte de tus propias torpezas.

No sientes soledad aun estando sólo.

Ya no exiges que nadie sea como a ti te gustaría que fuera.

Tu autoestima no necesita elogios.

No tienes que culpar a nadie, por lo que te pasa a ti.

Eres consciente de que eres tú el que comanda tu mente y no al revés.

El pasado ya no es motivo de dolor y el futuro de preocupación.

Ya no te descontrolas en las situaciones que antes te alteraban.

No sientes rencor, odio, rabia o cualquier otro sentimiento de desamor hacia quien sea.

Sí ya no piensas que tienes que dar consejos a nadie.

Tener siempre la razón no es primordial.

Tus acciones y palabras nunca son para oír la aprobación de los demás.

Reconoces que la evolución es cambio y no te encierras en tus ideas.

Sabes que tu libertad está dentro de ti y nunca en nada ni en nadie que no seas tú.

Yang