Bienvenidos todos los buscadores del lenguaje del alma.
Bienvenidos los que buscan encontrar una guía en los pedacitos aportados en cada nueva experiencia.



Taller de autoconocimiento

Yo soy el creador de lo que soy




¿Realmente sabemos quiénes somos?


Vivimos inmersos en lo cotidiano que la sociedad ha establecido, sin pararnos a reflexionar quiénes somos, ni cómo nos gustaría que fuera nuestra vida, intuimos que podría ser todo diferente, pero pensamos que ese cambio no puede empezar por nosotros, de que no está en nuestra mano el poder buscar otra forma de vivir, aunque no dejemos de vivir dentro de este mundo.


No tenemos la costumbre de mirar hacia nuestro interior para buscar nuestras propias formas de actuar y que a partir de ellas, nuestra vida y nuestro entorno puedan cambiar también.

Sólo nos regimos por lo que hemos aprendido, actuamos desde nuestras memorias, que en su momento nos fueran impuestas en consecuencia de las vivencias de nuestros padres, familiares, profesores etc.

Vivimos como si fuéramos sólo un ser físico, rutinario, pero en realidad nos olvidamos de que también somos espíritu, no actuamos desde nuestra esencia, que en definitiva es el amor y por ello nos olvidamos que lo que no damos tampoco recibimos.

Nuestro comportamiento es sólo un hábito.

¿O simplemente nos dejamos llevar por lo que pensamos que somos?
De la calidad de nuestros pensamientos depende la calidad de nuestra vida, no sólo porque nos sentimos mejor cuando tenemos pensamientos amorosos y positivos, sino que, los pensamientos son los ladrillos que construyen nuestra realidad.
Nuestros pensamientos crean las experiencias que vivimos.

Nuestro subconsciente está compuesto de pensamientos y creencias que a menudo distorsionan la forma de percibir (y por lo tanto crear) nuestra realidad.
Cada pensamiento que tenemos tiene su correspondencia a nivel emocional, físico y químico.

Así que, todo lo que vivo lo he creado yo a través de lo pienso.

¿Somos conscientes de cómo influyen nuestras emociones en lo que vivimos?

Nuestras emociones son el motor de cómo como percibimos, sentimos, hablamos, actuamos etc.
Si no somos conscientes del desequilibrio que hay en las emociones que sentimos, jamás podremos identificar la causa real de los conflictos internos que tenemos y también de los que vivimos en nuestras relaciones.
La inconsciencia de estas causas es el origen del sufrimiento que vive el ser humano.

Lo que causa el sufrimiento:


El ego:

(Egoísmo) da como resultado el desequilibrio de las emociones y te lleva a identificarte con un falso yo, te identifica con cosas exteriores (físico, posición social, religión etc) creando apego y disfunción.
El ego es la fuente de todo el sufrimiento.
Te hace pensar y vivir como el centro de todo y cuando no es así causa sufrimiento.
El dolor o sufrimiento emocional es el resultado de la manipulación del pensamiento y de las emociones por el ego.
Es un cumulo de energías negativas que tiene vida propia, en cualquier situación se activa, generalmente es más propicio en las relaciones más cercanas.
Este dolor se va acumulando a lo largo de la vida si no eres consciente de ello.
Para ir superándolo hay que obsérvalo y transformarlo para que deje de alimentarse.

El miedo:

El miedo es la emoción que impulsa a que sufras por cosas no reales, como pueden ser las creaciones mentales, o por las memorias de lo vivido. El miedo controla la mente, y si no eres consciente, te bloquea al punto de que pienses que realmente corres un riego que la mayoría de veces no es real.
El miedo es la emoción que está detrás de la mayoría de emociones desequilibradas.,
Eje: el egoísmo: miedo a no tener suficiente
La envidia: miedo a no tener lo que el otro tiene
La vanidad: miedo a no ser admirado y considerado
La ira: miedo a no poder controlar como yo quiero
La rabia: miedo a que no se haga lo que yo pienso
El orgullo: miedo a no ser reconocido

El apego:

Me agarro a todo lo que me hace falta y que creo que necesito, para tener seguridad, el apego no solo es la dependencia de otro, el apego siempre es la dependencia de un sentimiento.

El control:

El control es el dominio y la manipulación de todo cuanto vivo, aun cuando no sea un asunto mío. Es la implicación desequilibrada del yo en todo cuanto vivo.
Me hace estar constantemente alerta de los movimientos externos para que yo los pueda modificar a mi antojo y cuando no es así me hace sentir mal.

La no aceptación:

Te hace intolerante hacia lo que piensan y viven los demás, porque las creencias que tienes determinan la realidad que vives.
La incomprensión hacia los demás me hace intolerante, porque va en contra de mis deseos y mi manera de vivir.
Entonces determino que la culpa de lo que sufro es de los demás, de Dios, de la vida etc.
Siempre busco al culpable de lo que me pasa, en mi exterior.

La resignación:

Es la falsa aceptación, es cuando haces algo porque otro te lo dice, pero dentro de ti no has comprendido ni aceptado.
Es un acto de sumisión, de ceder para no causar trastornos y para evitar discusiones o peleas.

No vivir en el ahora:

El pasado: 

El ser humano siempre tiende a centrar su vida en lo que ya no es su presente, porque guarda sus recuerdos siempre como algo negativo, siempre son motivos de dolor, si son buenos porque ya no los vive y si son malos los recuerda como un motivo de dolor y trauma.

El futuro: 

siempre es motivo de preocupación porque piensa que en él está la solución a todo cuanto ahora no tiene, o por otro lado lo teme por ser algo imprevisto y no domina.

Muchos confunden el vivir en el ahora con el tener que desprenderse del desear algo, el deseo siempre será el impulso que te haga avanzar evolutivamente, es el impulso natural de la búsqueda tan necesaria para poder culminar nuestro avance evolutivo como ser.

El deseo siempre, como cualquier otra emoción tendrá que ser equilibrado, razonado, para que no nos haga sentir ansiedad por no conseguir lo deseado, para no crearnos preocupación por no poder alcanzar lo que nos proponemos.

No tener fe:

Realmente el que no se tenga fe es lo mismo que no tener confianza en lo que uno es capaz de realizar. La fe es lo que nos impulsa a tener voluntad por creer que somos una parte divina y que por lo cual debemos tener la convicción de que todo está por algo y para algo. Es lo que nos permite poder aprender y evolucionar. El no tener fe es fuente de sufrimiento, porque en determinadas situaciones te lleva a sentir como un barco a la deriva.

El cambio depende:


De lo predispuesto que este cada uno a que suceda ese cambio.

De lo abierto que se esté para actuar desde el interior, buscando la transformación desde el amor, la voluntad y la fe.
Nada es fácil, solo hay que tener constancia y actuar siempre desde dentro hacia fuera. Para ello hay que:

Tomar consciencia: 

La toma de consciencia es llegar a comprender que algo en mi vida me causa conflicto y que hay que buscar el porqué de esos conflictos.

Auto observación: 

al ser consciente de yo soy quien tengo que transformar cosas para que no viva en sufrimiento, me observo como si de otra persona se tratara, pero no juzgandome, solo tomo consciencia de cómo actúo, para llegar a comprender que cosas tengo que transformar y como las puedo transformar.

Identificación: 

Al identificar la percepción de la realidad aprendes a identificar los cambios en tu interior, puedes percibir qué tipo de energía estás emitiendo y cómo puede influir y afectar a otros lo que emites y poder identificar la energía que imiten los demás.

Transformación: 

Es el trabajo constante desde el amor, la comprensión y la aceptación, para llegar a comprender e integrar lo aprendido.

Cuando iniciamos el proceso de la transformación interior es debido a que se asume totalmente la responsabilidad de “mi bagaje” y por lo tanto tomo las riendas e inicio el proceso de trabajo de cambio de las partes que me generan conflicto interno.

 En este proceso deberíamos trabajar la empatía como medio para poder comprender más de cerca los sentimientos que implican las acciones ajenas como si fueran nuestras.

Lilith




Peregrino de la vida


En el misterioso latir de la vida, hay un peregrino dispuesto a andar, por el sendero que lleva a la cumbre, donde dicen el misterio encontrar.

Por el camino mil vivencias le enseñan, el valor de saber transformar, el dolor que lleva en su pecho y las espinas poder arrancar.

A la sombra de un árbol se arrima, en medio de una gran olivar, en sus sueños vislumbra la forma, de la cumbre poder alcanzar.

En el alma lleva recuerdos, que algún día deberá despojar, emociones a fuego grabadas, que su mente tendrá que limpiar.

Peregrino prosigue el camino confiado de poder desvelar, el misterio que equilibra la vida, y así comprender su destino.

Y la paz que el tanto añoraba y que en tantos sitios buscaba, comprendió peregrino el misterio, que en sí mismo la llave guardaba.

En su corazón una luz alumbro, sentimientos que él nunca sentía y así el misterio alcanzo, con el amor como único guía.

Lilith

Balada al amigo


No puedo darte soluciones a todos los problemas de la vida, ni tengo respuestas para todas tus dudas y temores pero puedo escucharte y compartir contigo.

No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro, pero cuando necesites estaré junto a ti

No puedo evitar que tropieces, solo puedo ofrecerte mi mano para que te agarres y no te caigas.

Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos, pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.

No juzgo las decisiones que tomes en tu vida, me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte sin que me lo pidas.

No puedo trazarte límites, dentro de los que tengas que actuar, pero sí te ofrezco ese espacio necesario para crecer.

No puedo evitar tu sufrimiento cuando alguna pena te rompa el corazón, pero puedo llora contigo y recogeré los pedazos para juntarlos de nuevo.

No puedo decirte quien eres, ni quien deberías de ser, solamente puedo amarte como eres y ser tu amigo.

José Luis Borges

Buscando a Dios


Buscando a Dios

Normalmente nos acordamos de Él para pedir que nos ayude en nuestras voluntades, como ultima salvación, cuando a toda costa queremos ver satisfechos nuestros deseos más urgentes, esperamos siempre que del “cielo” venga en forma de “milagro” y nos resuelva lo que pensamos necesitar.

Pero lo que realmente nos olvidamos es que la resolución de todas nuestras necesidades y carencias, problemas y angustias sólo está en nuestras manos, todavía no comprendemos que somos una parte de Dios, y que Él está en cada cosa que hagamos.

Siempre vemos a Dios como alguien o algo que esta fuera de nosotros, lo vemoscon poderes que no podemos alcanzar para poder resolver todos nuestros problemas, quizás porque buscamos al Dios que nos enseñan las religiones, un Dios inalcanzable, con poderes sobrenaturales, porque así nos es más fácil liberándonos de que tengamos que esforzarnos para alcanzar lo que necesitamos transformar en nuestras vidas.

Pero lo que hay que saber y tener consciencia es que eres tu quien tiene que “trabajar” para que encuentres dentro de ti la solución que pides a Dios, Él lo realizara a través de ti, solo tienes que buscarlo en tu espíritu, en tu corazón, en tu alma y sabrás como te podrás ayudar. Dios es energía creadora y tu una de sus creaciones, eres esencia divina, siéntela y comprenderás su significado, el amor.

Ayudándote tú, encontraras eses “poderes” en ti y sabrás entonces donde reside tu conexión con Dios, haciendo tu lo que creas que haría Él, hacia ti y todo cuanto te rodea.

Dios está en ti, no lo busques en otra parte.

Lilith

No confundir la aceptación con la sumisión.


La aceptación nace del entendimiento de tener que trabajar aspectos que necesitamos para el fortalecimiento del yo. Este mismo fortalecimiento nos irá dando las herramientas necesarias para poder y saber enfrentarse a cualquier situación que se nos presente a lo largo de la vida.

La aceptación consiste en el reconocimiento a partir del amor de que todo lo que llega a nuestra vida, es y esta, para desarrollar el aprendizaje del equilibrio de las emociones que todavía necesitamos, e ir formando una personalidad a partir de la firmeza de nuestras convicciones como individuo.

La sumisión sin embargo nace del empobrecimiento del desarrollo del individuo como ser, deriva de una baja autoestima, de la poca valoración que tiene de sí mismo en relación al mundo que le rodea. Por ello se submete para poder sentirse aceptado, por miedo a sentirse solo, por no valer lo suficiente en relación a.., o por sentir no ser lo suficientemente buena persona a la vista de los demás.

La sumisión es la anulación de tu propia voluntad a favor de la del otro, y esto conlleva tarde o temprano luchas interiores entre lo correcto y lo no correcto. La sumisión es algo así como la fustigación o la autoflagelación que utilizaban en la edad media como método de remisión de los pecados, era vista como la dadiva que Dios necesitaba para ser recompensado de nuestras malas actitudes.

En esta nueva consciencia, sabemos que Dios no necesita de azotarnos, si no, que somos nosotros mismos que lo hacemos por desconocimiento de la razón por la cual tenemos que transformar cosas en nuestro interior, que lo que hagamos es solo por nosotros mismos, para poder sentirnos bien en cualquier situación que vivamos y desarrollarnos como ser.

La diferenciación de estés dos sentimientos es la clave del buen desarrollo de la evolución, en el sentido de que de ello depende el poder enfocar bien la transformación de nuestras emociones, y comportamientos.

Pongo un ejemplo práctico:

Como sabemos es a través de la relaciones, que se presentan las situaciones pertinentes para ese trabajo que conlleva la aceptación.

Cuando se presenta una situación donde una persona nos hace sentir dolor, rechazo, disgusto, etc. Es el indicio de que algo dentro de nosotros necesita equilibrio, para que ese dolor desaparezca. Esta situación muy a pesar nuestro no es agradable, pero es el material necesario para “curar” ese dolor. Es entonces que desde la valentía de nuestro empeño de curarnos, aceptamos esa situación, por ser conscientes de que solo pasando por ella transformaremos ese “algo” que nos duele.

Aquí viene la explicación de que no es que tengamos que aceptar que lo que hace la otra persona es lo correcto, que a lo mejor no lo es, si no, que utilizaremos esa situación para comprender al otro desde el amor, porque su acción también proviene del dolor de sus experiencias y nosotros le proporcionamos con nuestras acciones el medio para que el también pueda experimentar esa parte suya desequilibrada.

Normalmente solo nos utiliza para descargarse de ese dolor que siente y desconoce el porque. Así pues aceptamos la existencia del dolor ajeno tal y como es, y también desde el respeto de que cada uno puede ser como quiera o pueda, aunque a nosotros nos parezca incorrecto su comportamiento, quizás también a él no le es fácil cambiar ese modo de ser.

No es que aceptemos su incorrecta forma de hacer, porque si somos consecuentes con la verdadera forma de actuar no podremos estar nunca de acuerdo que alguien haga sufrir a nadie, aquí se da el verdadero discernimiento de la razón de lo correcto, de la verdadera sabiduría de cómo debemos funcionar hacia los demás.

Es aquí que como la mayoría de personas que no son conscientes de lo que representan las situaciones que vivimos, se repiten sin fin, hasta que en algún momento de nuestra existencia puedan ver qué hacer con ellas y poder solventarlas.

Cuando esa misma situación ya no nos haga sentir dolor aun cuando se nos presente, entonces es cuando desde esa tranquilidad interior que se establece, porque ya no vivimos esa situación desde dentro, si no desde fuera, como si de un espectador se tratara, podremos decir al otro que no queremos seguir viviendo lo que nos ofrece, por no estar en sintonía con lo que emana. Entonces hemos liberado ese sentir que antes tanto nos atormentaba.

Lilith